Un lago es una masa de agua acumulada en una depresión natural o artificial del terreno, que puede ser permanente o estacional. A diferencia de los ríos, el agua de los lagos no fluye de manera constante, lo que les otorga serenidad y valor ecológico. Hoy en día pueden ser naturales o artificiales y desempeñan funciones clave en sostenibilidad, biodiversidad, turismo y bienestar
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Un lago es una masa de agua acumulada en una depresión natural o artificial del terreno, que puede mantenerse de forma permanente o estacional. A diferencia de los ríos, los lagos no presentan un flujo constante de agua, lo que les otorga un carácter estático, sereno y estable. Esta cualidad los convierte en elementos valiosos desde el punto de vista medioambiental, funcional, estético y arquitectónico.
Hoy en día, los lagos no solo existen como formaciones naturales, sino que también son diseñados e integrados en proyectos urbanísticos, residenciales, turísticos y recreativos. Su incorporación aporta múltiples beneficios que van más allá de lo visual: ayudan a regular el microclima, gestionan aguas pluviales, mejoran la biodiversidad y elevan el valor percibido de cualquier desarrollo.
Tipos de lagos y su impacto en la experiencia acuática
No todos los lagos son iguales ni ofrecen la misma experiencia. Desde un enfoque wellness, algunos tipos tienen propiedades especialmente valiosas:
Lagos naturales
- Lagos glaciares: formados por el deshielo de antiguos glaciares. Suelen ubicarse en zonas montañosas y contener agua muy pura.
- Lagos tectónicos: nacen en zonas de fallas geológicas o depresiones formadas por movimientos de placas. Son generalmente profundos.
- Lagos volcánicos: ocupan cráteres inactivos de volcanes y pueden contener aguas termales con propiedades minerales.
- Lagos kársticos: se forman en regiones con rocas calizas, por colapsos de cavernas o procesos de disolución subterránea.
- Lagos endorreicos: carecen de salida al mar y acumulan sales minerales, por lo que pueden volverse salinos.
- Lagos fluviales o de llanura: se crean por cambios en el curso de un río o la acumulación de aguas en zonas bajas.
Lagos artificiales
- Lagos paisajísticos: pensados para aportar valor estético en jardines, parques o zonas comunes residenciales.
- Lagos de captación pluvial: diseñados para recoger y almacenar agua de lluvia como parte de sistemas de drenaje urbano sostenible.
- Lagos recreativos: permiten actividades como la navegación ligera, la natación o los deportes acuáticos.
- Lagos de regulación climática: actúan como moderadores de temperatura en zonas cálidas o urbanas, reduciendo la sensación térmica.
- Lagos con sistema de filtración natural: incorporan plantas acuáticas, gravas y filtración biológica para mantener el agua limpia sin productos químicos.
- Lagos wellness o recreativos: espacios desarrollados específicamente para actividades vinculadas al ocio, el descanso y la salud, de los que hablaremos más adelante.
Cualquiera sea su origen, el denominador común de todos estos lagos es su capacidad para generar una sensación profunda de bienestar y frescor, gracias a la combinación de agua, paisaje y silencio.
Beneficios de nadar en un lago
Sumergirse en un lago no es solo una experiencia placentera: tiene múltiples beneficios comprobados tanto a nivel físico como emocional:
- Relajación del sistema nervioso: La flotación en aguas tranquilas ayuda a liberar tensiones y reducir los niveles de cortisol.
- Activación del sistema circulatorio: Las temperaturas frías —propias de muchos lagos de montaña— estimulan la circulación y refuerzan el sistema inmunológico.
- Reconexión con el entorno: La ausencia de estímulos artificiales permite reconectar con uno mismo y con la naturaleza, facilitando estados de atención plena y presencia.
Nadar en un lago es, en sí mismo, una práctica de mindfulness. El contacto directo con un entorno vivo, natural y cambiante convierte cada baño en una experiencia distinta.
Turismo y wellness en lagos: retiros y conexión con la naturaleza ¿Qué los hace ideales para el bienestar?
El turismo ha evolucionado hacia propuestas más conscientes, donde el bienestar físico, emocional y espiritual tiene un papel protagonista. En ese contexto, los lagos se han consolidado como destinos ideales para el llamado turismo wellness.
Algunas de las experiencias más demandadas en entornos lacustres son:
- Retiros de yoga y meditación al aire libre
- Sesiones de hidroterapia en aguas termales naturales
- Caminatas conscientes alrededor del lago
- Terapias de flotación y baños de inmersión guiados
- Navegación y deportes acuáticos
La conexión con el agua, el aire limpio y el paisaje no solo generan descanso, sino también transformación. Por eso, cada vez más viajeros buscan escapadas que les permitan detenerse, respirar y volver a su centro.

Lagos en hoteles y zonas residenciales
En los últimos años, el uso de lagos artificiales ha cobrado protagonismo en múltiples contextos:
- Urbanizaciones residenciales: donde se utilizan como elementos de valor paisajístico, zonas de descanso o ejes centrales de diseño bioclimático.
- Hoteles y resorts: donde aportan diferenciación, armonía visual y oportunidades de integración con servicios recreativos, de restauración o wellness.
- Espacios públicos: parques urbanos, plazas o centros deportivos integran lagos como áreas multifuncionales para el ocio y el confort ambiental.
- Proyectos sostenibles: en los que los lagos actúan como infraestructuras verdes que combinan estética y funcionalidad ambiental.
Gracias a su versatilidad, los lagos pueden cumplir un rol estructural dentro de un diseño arquitectónico, o bien funcionar como pieza recreativa, decorativa y sensorial.
Hoteles y complejos turísticos con lagos: elemento diferenciador
Incluir un lago —natural o artificial— dentro de una propuesta hotelera no solo aporta belleza estética. También representa un elemento diferenciador y experiencial cada vez más valorado por los huéspedes.
Un lago bien diseñado puede:
- Convertirse en el núcleo del área wellness del establecimiento
- Atraer a un perfil de cliente que busca relax, salud y sostenibilidad
- Potenciar actividades al aire libre como yoga, meditación o baños termales
- Reforzar la identidad natural del hotel a través del paisajismo
- Potenciar servicios y actividades deportivas circundantes
Además, la integración de este tipo de entornos puede incrementar la fidelización y elevar el valor percibido del servicio. En el contexto actual, apostar por espacios que fomenten el equilibrio entre cuerpo y mente no es solo una tendencia, sino una oportunidad real de innovación y crecimiento como es el caso de Puerto Venecia en Zaragoza (España).
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